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Plaza Mayor, 4, Ayna
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No recomendado para niños menores de 7 años o personas muy mayores con problemas físicos.

Precio: 8€/persona (4€ para niños menores de 13 años ). Incluye seguro de accidente.

Duración: 4h de duración, realizando 18 km en coche y posteriormente 1,8 km andando por un sendero de nivel medio hasta la entrada a la cueva. 

Imprescindible inscribirse en la Oficina de Turismo de Aýna o en el 967 295 316, así como para otros horarios y visitas.

Cuna del arte rupestre de la provincia de Albacete, la Cueva del Niño de Aýna se sitúa a la orilla del Río Mundo, entre los picos Halcón (1232 m.) y Albarda (1254 m.) a varios kilómetros aguas arriba de la pedanía Royo Odrea y muy cerca del límite de término con Bogarra. Recibe su nombre porque los vecinos de los caseríos cercanos la llamaban la “Cueva de los Niñotes” en referencia a las pinturas rupestres que alberga, aunque ellos no sabían lo que era, ni la importancia que tenían. No sería hasta mayo de 1970 cuando un grupo de turistas llegaría hasta las cuevas interesados por las mismas y admiraría que lo que allí se contemplaba era arte rupestre. Se trata de una caverna de unos 60 metros de profundidad, dividida en dos salas por una serie de columnas; en cada una de ellas encontramos un panel de pinturas de arte Paleolítico. Una visita muy recomendable, aunque para mayores de ocho años y siempre que no sean personas muy mayores y/o con problemas físicos.

  • Salida

    Desde el Rincón de la Toba
  • Horario

    Horario Invierno: Sábados a las 10:00h. I Horario Verano: Sábados a las 16:00h.
  • Recomendaciones

    Necesario llevar botas de senderismo, agua y linterna.
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Puntos de Interés

Cuna del arte rupestre albaceteño y declarada Patrimonio de la Humanidad en 1998 por la UNESCO. Situada a la orilla del Río Mundo, entre los Picos Halcón (1232 m.) y Albarda (1254 m.) a varios kilómetros aguas arriba de Royo Odrea, aldea de Aýna, y muy cerca del límite de término con Bogarra. Toma su nombre porque los vecinos de caseríos cercanos la llamaban la "Cueva de los Niñotes" en referencia a las pinturas rupestres que alberga, aunque ellos no sabían lo que era, ni la importancia que tenían. De hecho, no sería hasta mayo de 1970 cuando se supo que era arte rupestre, gracias a un grupo de excursionistas que llegó a la zona atraído por las cuevas y descubrió el gran valor de esas pinturas rupestres. Se trata de una caverna de unos 60 metros de profundidad, dividida en dos salas por una serie de columnas; en cada una de ellas encontramos un panel de pinturas de arte Paleolítico. El panel principal y meridional de la cueva, en la pared izquierda desde el acceso, consta de dos espléndidos ciervos machos (uno de ellos de unos 70 cm de altura), tres ciervas, un caballo y dos cabras monteses, ambas en los extremos de la composición, como cerrando la estructura, con sendos venablos clavados en sus vientres. El segundo panel, situado en la segunda sala, muestra dos figuras muy pequeñas en comparación: una cabra y un caballo, muy estilizados y elegantes en sus trazos y rasgos. A la izquierda de ambos un muy interesante signo serpentiforme de doble trazo con líneas horizontales en ciertos lugares de su desarrollo, que alcanza los 125 cm. La cronología de las pinturas paleolíticas, según Almagro Gorbea, correspondería al estilo III de la secuencia propuesta por Leroi-Gourhan, de fines del Solutrense o inicios del Magdaleniense (entre 16.500 y 15.500 a.C.). En la entrada de la cueva encontramos un tercer panel, de arte levantino (7.000 años a.C.), compuesto por tres figuras humanas en posición de caza. En 1973, el equipo de investigadores integrado por Higss, Davidson y Bernaldo de Quirós, realizó una excavación para determinar los materiales y la cronología. Estableció la siguiente secuencia estratigráfica: 
  • Nivel con materiales del Paleolítico superior (restos de hogares, agujeros para postes o troncos).
  • Nivel de ocupación epipaleolítica, con microlitos geométricos y lascas con muescas.
  • Nivel del Neolítico antiguo en el acceso exterior de la Cueva y del Bronce Inicial.
 Unas excavaciones clandestinas proporcionaron un espléndido vaso neolítico, que muestra dos asas y decoración incisa en zig-zags, flanqueadas por líneas verticales en el cuello ovoide de la pieza, mientras que el cuello está decorado por líneas horizontales. El vaso se fecha por Martí Oliver en el Neolítico antiguo y medio, y se encuentra custodiado en el Museo Provincial de Albacete junto a otras piezas recogidas en la propia cueva, de las excavaciones de Davidson, y en los alrededores, recogidas por José Luis Serna. Este yacimiento está incluido en la Red Europea Primeros Pobladores y Arte Rupestre Prehistórico (REPPARD), la cual aglutina a una serie de regiones del Sudoeste de Europa que han decidido constituir una alianza para el desarrollo conjunto de sus ofertas turístico-culturales basadas en la Prehistoria y el Arte Rupestre. La visita a la Cueva del Niño se realiza obligatoriamente con guía.  
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