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Aýna, apodada como la Suiza Manchega, es también una localidad muy rica en patrimonio. En este bonito pueblo de la provincia de Albacete tienes algunas paradas obligatorias como la Ermita de Nuestra Señora de los Remedios, la parroquia de Santa María de lo Alto o la Cueva del Niño, cuna del arte rupestre en la provincia de Albacete. Recorrer sus lugares de interés te ayudará a entender su historia y cómo ha sabido evolucionar con el paso del tiempo, mirando al futuro pero sin olvidar su pasado. Callejea por sus calles, conversa con sus vecinos y, entre tanto, aprovecha para visitar los lugares que aquí te recomendamos:

Casa-Museo Etnológico

Situado en la Plaza mayor de la localidad, casa que consta de 3 plantas y sótano, en la que se encuentra reproducida una vivienda de los años 60-70, pudiendo conocer las estancias de la cocina, dormitorio, cuadra, sala de utensilios de oficios antiguos, y “la cámara” con aperos de esparto. Todos los objetos son originales cedidos por los vecinos de la población.

 

Aquí se encuentra ubicada la Oficina de Turismo de Aýna.

Ermita de Nuestra Señora de los Remedios y actual Centro de Interpretación de “Amanece, que no es poco”.

Posible sinagoga judía, que pasó a formar parte del legado cristiano tras la reconquista en el S. XIII, siendo a partir de entonces y hasta el año de 1953 la iglesia parroquial. Situada en la calle Mayor, su apariencia externa parece el de una casa más, pero podemos apreciar en la puerta de entrada un arco de medio punto con grandes dovelas. El interior es de planta rectangular y consta de una sola nave con cabecera plana; tiene coro alto a los pies que se apoya en su parte delantera sobre una viga de madera sustentada por una columna toscana con una gran zapata.


En la pared del evangelio se abre la puerta de acceso a la ermita; hoy es rectangular, pero al exterior muestra haber sido en arco de medio punto con grandes dovelas.


El elemento arquitectónico de mayor valor artístico de la ermita es la techumbre de madera de tradición mudejar (S.XVI) que la cubre; es del tipo de limas o artesa complementada por dos pares de tirantes transversales y cuatro tirantes angulares. Su decoración es a base de lacería, destacando la riqueza ornamental del almizate, que presenta en su centro un pinjante con mocárabes.


En la pared del altar mayor aparecen cinco hornacinas, pertenecientes a un supuesto retablo; las dos de los extremos tienen fondo azul y sobre él estrellas plateadas; las dos laterales de las tres centrales presentan sobre fondo rojizo o anaranjado motivos vegetales de trazado lineal de tonos negros y grises compuestos con rígida simetría; la restante no tiene ningún diseño ornamental pintado. La estilística de estas pinturas sugiere suponerlas de hacia mediados del siglo XVIII.


Mucho mayor interés poseen las pinturas descubiertas en las paredes de los pies y de la epístola debido a que su temática es insólita dentro de la pintura mural provincial, aparecen tres porciones de un friso corrido en el que se representa una procesión penitencial, probablemente de Semana Santa; músicos, nazarenos flagelantes, nazarenos portando una imagen y otros con largas antorchas encendidas.


Es pintura popular y, por ello, difícil de datar ya que los pintores que la hacían solían crear poco y copiar mucho de estampas y grabados de cualquier época; no obstante, se atribuyen a la segunda mitad del siglo XVIII.


En la época de la guerra civil se utilizó como cantina-comedor, a partir de los años 60 fue cine parroquial y en la actualidad se utiliza como sala de exposiciones.


Fue declarado Bien de Interés Cultural en 1992.


Actualmente alberga el Centro de Interpretación de “Amanece, que no es poco”, película del director albaceteño José Luis Cuerda. Un museo dedicado a su película de humor surrealista donde el viajero encontrará desde el reparto de personajes y extras del film, así como imágenes inéditas del rodaje, sala de atrezo o documental de su 20 aniversario, lleno además de anécdotas de los vecinos de los tres pueblos donde fue rodada e infinidad de curiosidades.

Parroquia Santa María de lo Alto

Ahora es la iglesia principal del pueblo, de planta cruz latina, construida en 1953 sobre los restos del Castillo de la Yedra y sobre una antigua ermita. Es de destacar la torre, fabricada en piedra de sillería en el S.XV y que pertenecía a la citada ermita, las tres campanas fechadas entre los siglos XVIII y XIX.


El altar mayor está decorado por pinturas al óleo realizadas por Cruz J. Calderón en el año 1963, representan la anunciación, la natividad, la coronación de Ntra. Sra. y la Santísima Trinidad, rodeado de ángeles. Un mural lleno de curiosidades. En los laterales encontramos dos escudos: el del Vaticano y el de la Diócesis de Albacete. A la derecha del altar mayor se encuentra la capilla del Santísimo, construida en 1972.


En el interior de esta iglesia encontramos, entre otras, la imagen del niño Jesús Resucitado (“niño de la pata coja”) copia de la desaparecida de Roque López (discípulo de Salzillo) convirtiéndose en una de las imágenes más apreciadas por los vecinos de Aýna, que procesiona por las calles del pueblo el Domingo de Resurrección, encontrándose éste en la capilla de la Pila Bautismal. Además encontraremos la imagen de la titular, Santa María de lo Alto, presidiendo el altar mayor, patrona de la población celebrando sus fiestas del 4 al 8 de septiembre.

 

Ambas imágenes realizadas en madera.

Ermita de Santo Cristo de las Cabrillas

Situada en el barrio y calle del mismo nombre, es una ermita de dimensiones reducidas con nave cuadrada y cubierta a cuatro aguas, fechada en el S.XVIII.


Cuenta la tradición que un arriero andaluz entraba al pueblo por esas empinadas calles con un burro cargado de pellejos de aceite, el burro resbalo, el arriero se invocó al altísimo asociándolo a las cabrillas estelares y la carga cayó al suelo sin derramarse ni una gota.


Se construyó una ermita, y comenzó a celebrarse el Día de la Cruz, a primeros de mayo con una romería hasta la zona de la Toba donde se bañaba una cruz floreada.


En su interior, encontramos la imagen de un Cristo Crucificado que recorre las calles del barrio el primer fin de semana de mayo, celebrándose así la festividad del barrio.

Restos del Castillo de la Yedra

Fortificación originaria musulmana (S.XII), como casi todas las de la zona. Situado en una de las zonas más altas del pueblo aprovechando la existencia de un conjunto rocoso con entrada natural llamada actualmente “Cueva de los Moros”, dominando el valle en ambos sentidos. A partir de 1213 fue aprovechado por los cristianos bajo el mando del Concejo de Alcaraz, de la que Aýna era su aldea.

Sufrió muchos ataques ya que se encontraba en la frontera con los musulmanes.
En 1455 gobernaba como alcaide Don Alfonso de Montiel, que se encargó de su reacondicionamiento. Un escenario que recuerda el paso de la historia en esta localidad, como cuando, en 1565, Aýna obtuvo el privilegio de villazgo por el que se desvinculo de la ciudad de Alcaraz. En la actualidad quedan escasos vestigios de las murallas, las podemos ver en el “camino viejo”, en la llamada “Cueva de los Moros”, donde además hay un aljibe en la parte superior, y bajo las casas que hay frente a la iglesia. (Muchas de las piedras de las murallas fueron utilizadas en la construcción de la actual iglesia parroquial).


Dentro de la “Cueva de los Moros” podemos acceder a una antigua zona de vigilancia, a día de hoy convertido en el Mirador de las Mayas.

Cueva del Niño

Cuna del arte rupestre albaceteño y declarada Patrimonio de la Humanidad en 1998 por la UNESCO.   Situada a la orilla del Río Mundo, entre los Picos Halcón (1232 m.) y Albarda (1254 m.) a varios kilómetros aguas arriba de Royo Odrea, aldea de Aýna, y muy cerca del límite de término con Bogarra.   Toma su nombre porque los vecinos de caseríos cercanos la llamaban la “Cueva de los Niñotes” en referencia a las pinturas rupestres que alberga, aunque ellos no sabían lo que era, ni la importancia que tenían. De hecho, no sería hasta mayo de 1970 cuando se supo que era arte rupestre, gracias a un grupo de excursionistas que llegó a la zona atraído por las cuevas y descubrió el gran valor de esas pinturas rupestres.   Se trata de una caverna de unos 60 metros de profundidad, dividida en dos salas por una serie de columnas; en cada una de ellas encontramos un panel de pinturas de arte Paleolítico. El panel principal y meridional de la cueva, en la pared izquierda desde el acceso, consta de dos espléndidos ciervos machos (uno de ellos de unos 70 cm de altura), tres ciervas, un caballo y dos cabras monteses, ambas en los extremos de la composición, como cerrando la estructura, con sendos venablos clavados en sus vientres.   El segundo panel, situado en la segunda sala, muestra dos figuras muy pequeñas en comparación: una cabra y un caballo, muy estilizados y elegantes en sus trazos y rasgos. A la izquierda de ambos un muy interesante signo serpentiforme de doble trazo con líneas horizontales en ciertos lugares de su desarrollo, que alcanza los 125 cm.   La cronología de las pinturas paleolíticas, según Almagro Gorbea, correspondería al estilo III de la secuencia propuesta por Leroi-Gourhan, de fines del Solutrense o inicios del Magdaleniense (entre 16.500 y 15.500 a.C.).   En la entrada de la cueva encontramos un tercer panel, de arte levantino (7.000 años a.C.), compuesto por tres figuras humanas en posición de caza.   En 1973, el equipo de investigadores integrado por Higss, Davidson y Bernaldo de Quirós, realizó una excavación para determinar los materiales y la cronología. Estableció la siguiente secuencia estratigráfica:  

  • Nivel con materiales del Paleolítico superior (restos de hogares, agujeros para postes o troncos).
  • Nivel de ocupación epipaleolítica, con microlitos geométricos y lascas con muescas.
  • Nivel del Neolítico antiguo en el acceso exterior de la Cueva y del Bronce Inicial.

Unas excavaciones clandestinas proporcionaron un espléndido vaso neolítico, que muestra dos asas y decoración incisa en zig-zags, flanqueadas por líneas verticales en el cuello ovoide de la pieza, mientras que el cuello está decorado por líneas horizontales. El vaso se fecha por Martí Oliver en el Neolítico antiguo y medio, y se encuentra custodiado en el Museo Provincial de Albacete junto a otras piezas recogidas en la propia cueva, de las excavaciones de Davidson, y en los alrededores, recogidas por José Luis Serna.   Este yacimiento está incluido en la Red Europea Primeros Pobladores y Arte Rupestre Prehistórico (REPPARD), la cual aglutina a una serie de regiones del Sudoeste de Europa que han decidido constituir una alianza para el desarrollo conjunto de sus ofertas turístico-culturales basadas en la Prehistoria y el Arte Rupestre.   

 

La visita a la Cueva del Niño se realiza obligatoriamente con guía. Partiendo desde Aýna, son 16 kilómetros en coche por carretera, cerca de dos kilómetros de pista forestal y 45 minutos andando por sendero de montaña. Es necesario llevar agua, linterna y calzado adecuado para senderismo.

 

La reserva de la excursión debe hacerse con varios días de antelación en la Oficina de Turismo de Aýna o en el 967 295 316.

Salinas de origen árabe

Salinas de origen árabe, conocido como “El Salero” situadas en las cercanías del término municipal de Liétor. Se encuentran en el recorrido de la ruta de senderismo GR-67, que fueron utilizadas hasta finales de los años 60, hoy en día en desuso, siendo una propiedad particular.

Rincón de la Toba

Bonito rincón en Aýna con paredes que superan los 100 metros de altura. Se accede por un paseo arbolado junto a las piscinas municipales, conocido como el “Paseo de La Toba”, que nos lleva a una zona de recreo en la cual se encuentra el manantial de la Toba. El agua discurre canalizada por acequias y varias balsas, un sonido muy tranquilizador. Desde este rincón podemos visualizar la Cueva del Tío Fiel, situada a mitad de esta pared. Atractivo enclave en uno de los pueblos más bonitos de la provincia de Albacete.

Ribera del Río Mundo. Cascada Arroyo de la Toba

Siguiendo el curso del Río Mundo contemplamos unas maravillosas vistas del pueblo y descubrimos parte de su flora y fauna, podremos observar la fértil vega en la que se cultivan todo tipo de hortalizas y frutales con un sistema de terrazas y regadíos de origen musulmán, además de encontrar algún rincón en el río donde darnos un chapuzón. Se puede bajar a pie por las calles: Santísimo Cristo, Mayor y Centro Social; y en coche por la carretera de Elche de la Sierra.


Junto al Puente de las Correras y tomando un camino que parte de una de sus orillas encontramos la Cascada del Arroyo de la Toba, con agua procedente del manantial del mismo nombre.

Aldeas de Royo Odrea – Cárcavos

Las pedanías de Royo Odrea y Cárcavos se encuentran a unos cinco kilómetros de Aýna, siguiendo la carretera CM-3203 dirección Elche de la Sierra. Tramo de carretera encajado en el valle y rodeado de unas afiladas paredes en la que es muy probable divisar alguna Cabra Montesa. Son visita obligatoria para admirar el gran atractivo de la naturaleza en este bonito pueblo de la provincia de Albacete, en la comarca de la Sierra del Segura.


La aldea de Royo Odrea, de espectacular belleza, está colocada en una ladera de gran pendiente y defendida por las peñas “del Prao” y “el Pico”.


Un poquito más adelante, nos encontramos con la aldea de Cárcavos situada entre grandes cortados y agreste paisaje donde se encuentra una presa para una central hidroeléctrica

Peña de la Albarda

Peña con forma de este singular apero, una albarda, situada frente a las aldeas de Royo Odrea y Cárcavos, de 1254 m de altitud (punto más alto del término municipal de Aýna), con gran variedad botánica y desde donde se divisan unos bellos paisajes del valle del río Mundo y de toda la Sierra.

Para más información: Oficina de Turismo de Aýna o en el 967 295 316.

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